O el verdadero significado de las palabras
Como escritora y también como psicóloga soy una loca del verdadero significado de las palabras. Creo que cuando no lo tenemos en cuenta, hablamos por hablar sin conocer realmente la profundidad de lo que estamos diciendo. Por eso hoy voy a dedicar mi artículo a dos palabras maravillosas que representan a dos roles o funciones fundamentales a lo largo de un proceso oncológico: cuidar y acompañar.
La muerte y sus incógnitas han sido compañeras de camino de la vida del ser humano desde sus orígenes.
Los primeros enterramientos se realizaron hace más o menos cien millones de años. Desde entonces y en todo el mundo se conocen distintos rituales que han ido evolucionando junto con el hombre y las distintas culturas y sociedades en las que se ha integrado.
Los niños convivían con los ciclos de la naturaleza. Estaban acostumbrados a ver nacer y morir a los animales y a las personas. Pero en los últimos ciento cincuenta, o doscientos años, la muerte ha pasado de ser un hecho inevitable a ser algo amenazante: la señal terrorífica de que la vida tiene un final. Y lo que es peor, un final no deseado.
Millones de personas de todo el mundo ya disfrutan de los beneficios para la salud de las intervenciones mente-cuerpo como el yoga, la meditación y el mindfulness.
Es algo que todos sabemos, pero que no todos practicamos. Y si no, veamos: ¿cuál fue la última vez que te hiciste una revisión ginecológica? Tu respuesta tendrá una importancia distinta en función de tu edad. Si tienes más de 40 años y hace más de un año que no acudes a tu ginecólogo, permíteme utilizar una expresión coloquial: “Ya estás tardando.”
Hay tanta información en el mercado y tan controvertida que una de las preguntas que más nos hacéis es ¿qué cambio en mi alimentación? La respuesta más inmediata a esta pregunta debe ser: no cambies nada… de manera brusca.
Está demostrado que el mindfulness es una potentísima herramienta para ayudar a las personas con cáncer. Cada vez hay más estudios que así lo confirman y no solamente a nivel emocional o mental, sino también a nivel físico y de ADN.
¿Eres consciente de cómo te tratas a ti misma? Muchos de nosotros, posiblemente desde pequeñitos y sin darnos cuenta, hemos aprendido a juzgarnos duramente. A menudo somos demasiado perfeccionistas, no nos permitimos equivocarnos, nos avergonzamos, nos culpabilizamos, nos sobre-exigimos, nos cuestionamos, ¡nos convertimos en nuestros peores críticos! En ocasiones diríase que convivimos con el peor enemigo que podríamos imaginar.